Un viernes más te vengo a hablar de un personaje histórico en la vida del deporte, concretamente, en el mundo del baile.

 

¿Quién no conoce la famosa obra “El lago de los cisnes”? Maya Plisetskaya, reconocida como la “prima ballerina assoluta” (la bailarina absolutamente más grandiosa de su tiempo) de ballet tanto clásico como moderno, la representó por primera vez en 1947 y llegó a repetirla hasta en más de 500 ocasiones. La verdad es que aún sigo pensando lo que me hubiese gustado disfrutar de una de sus actuaciones.

 

Maya Plisetskaya nació en Rusia el 20 de noviembre de 1925, la mayor parte de su familia pertenecía al sector del teatro y el cine. Debido a que tenían ascendencia judía, sus familiares tuvieron un final bastante trágico, algo que le quitó a la bailarina la oportunidad de poder disfrutar de su éxito…

 

Pero como has podido comprobar a lo largo de estas semanas, no me gusta escribir sobre cosas tristes así que mejor te cuento cómo Maya sedujo al mundo.

La sensualidad de sus actuaciones y su belleza peculiar hizo que se convirtiese en un icono que desafió los límites del arte en su época. Esta mujer tenía un equilibrio perfecto entre todas las cualidades necesarias en una bailarina.

Su personalidad arrolladora no pasaba desapercibida, y es que chicas la seguridad en una misma, genera que se proyecte una luz hacia el resto de personas que ni os la imagináis. El hecho de ir segura de ti misma hace que vayas por la vida con otro gesto, con otro andar, incluso con una sonrisa puesta sin darte cuenta.

 

Y todas, absolutamente todas, tenemos que estar seguras de nosotras mismas, si no te sabes querer a ti, cómo vas a saber querer, y si, igual estabas acostumbrada a leer esta frase terminando de otra forma (si no te quieres tú, quién te va a querer), pero es que, lo importante realmente es saber querer, primero saber quererse a una misma, y después a las personas que te rodean, ya que sabiendo cuidar a esas personas y queriéndote cada día más, llegarás a ese momento de felicidad absoluta.

 

Así que ya sabes, ¡a quererte y querer! Disfruta del fin de semana, y espero que vayas por la vida con otro gesto, con otro andar y con la sonrisa puesta.

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